Gratis Porn Tres Pibes (quinta parte — relato gay) (SEX)
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5.
El encuentro fue puramente casual. Rodrigo se despidió de Leila en la puerta de la casa y caminó apurado hacia el Club House, decidió a llegar antes que empezara a llover. A los pocos metros se topó de lleno con Nacho, que había agarrado el cuatriciclo de su hermano para dar unas vueltas, aburrido, antes de cenar.
-¿Que haces man, todo bien?
-Si che, todo bien- contestó Rodrigo un tanto contrariado. Ver a Nacho delante suyo de golpe le trajo reminiscencias del encuentro del que había sido testigo. Su pija se sacudió levemente dentro del bóxer, el color rojo le subió a la cara y el calor creció en su estómago junto con un desacostumbrado nerviosismo.
-¿En que andabas? ibas para tu casa? querés que te lleve?
-ehmm, si no. en realidad iba al club house, porque en mi casa esta mi hermano con sus amigos y me tienen re podrido.
-te llevo.
Nacho aceleraba más de lo permitido. Las calles del San Lusal estaban desiertas. El cuerpo de Rodrigo se pegaba a su espalda con las sacudidas del motor.
-Pará boludo, es para el otro..-atinó a decir Rodrigo a los gritos, tapado por el ruido del motor.
-banca, vamos hasta el lago…quiero hablar con vos.
-eh?
-que ya te llevo. Pero primero quiero ir a un lugar.
Sin darle tiempo a decir mucho más, Nacho enfiló el cuatri hacia el muelle del lago. Aceleraba y frenaba a propósito, dejando que la pija -muerta pero prominente- de Rochi se asiente bien contra su espalda. Al bajar, Nacho tuvo que disimular su creciente erección.
-Que pasa man, para que me trajiste acá?- Rodrigo no quería subir el tono más de lo adecuado, pero se sentía molesto. En el fondo tenía miedo que Nacho hubiera descubierto su participación como espectador en el episodio de las duchas y las cosas se fueran de contexto con su amigo.
-nada. O mejor dicho todo. Quiero ser claro con vos. Ya se que- Nacho no pudo seguir hablando. Un trueno tapó las palabras y la tormenta estalló con toda su furia.
Salieron corriendo al cuatriciclo, empapados, se subieron y arrancaron. Casi no se veía por donde andar, el agua caía helada, Nacho temblaba y Rochi intentaba mantener el equilibrio en el vehículo, que se tambaleaba.
-¿Donde vamos ahora chabon?
-A mi casa-contestó nacho decidido – dejo el cuatri y te acerco a tu casa en la camioneta de mi viejo, perdoname no sabia…
-Callate y manejá boludo, nos vamos a matar.
La casa estaba vacía. Nacho, sorprendido, no supo como explicar a su amigo que todo se debía a una serie horrible de casualidades. Sus padres se fueron a llevar a su tía a la estación de trenes, antes de la tormenta.
Entraron el cuatriciclo al garaje. Rodrigo estaba de muy mal humor, se sentía fuera de lugar, no quería pensar mal de su amigo pero estas casualidades extrañas lo irritaban. Estaban empapados, Nacho balbuceaba torpe mientras temblequeaba. Rodri se hacia el fuerte, pero tenia tanto frío como el otro chico.
-¿Tenes una toalla?- pregunto Rodri
-Si para, vamos arriba, te presto ropa.
-no hace falta, con secarme un poco estoy bien, mi casa queda a dos pasos.
Rodri entró al baño de la planta alta y comenzó a desvestirse. Nacho le alcanzaba la ropa detrás de la puerta cerrada. Se sentía incómodo por la enorme distancia que presentía con su amigo, como si algo los hubiera separado haciéndolos extraños, cuando poco tiempo atrás
pasaban largas horas juntos haciendo de las suyas por todo el lugar.
El silencio se coló a ambos lados de la puerta. Nacho esperaba alguna palabra de Rodri y este temía volver al tema no mencionado en la laguna. Pero era necesario hablar de una vez. Y ambos tomaron la iniciativa al mismo tiempo.
-Mira Rochi lo que te quería decir-atinó a empezar Nacho pero el otro joven lo interrumpió
-ya se lo que me vas a decir. Y si, te vi. con ese otro pibe en las duchas la otra vez. Esta todo bien si..
-No pará. Eso no es lo que quiero decir
-que?
-ya se que me viste. Te vi. yo a vos también. La cosa no es esa- dijo Nacho y abrió violentamente la puerta del baño, sorprendiendo a Rochi en calzoncillos- la cosa es que..No se..Desde ese día estoy enamorado de vos…
De golpe la boca de Nacho se pegó a la suya en un beso caliente, húmedo. Rodrigo se paralizó. Intentaba encontrar una explicación racional a todo aquello, a lo que había visto, a lo que había sentido después de ser testigo del encuentro sexual entre Joaquín y Nacho, a las fantasías y a los sueños eróticos que lo acosaban y que tuvo que
callar. Cerró los ojos muy fuerte y quiso decir algo que lo dejara bien parado, pero no pudo. Salió corriendo de la casa sin remera y con el corazón a punto de explotar. Tenía 25 años y nunca se había sentido tan inseguro en su vida. No fue el beso, ni la escena del vestuario. Fue la imagen de un pibe con el que había crecido codo a codo, con el
que había compartido días y noches, que de golpe se le declaraba, tan seguro de si mismo, tan decidido a quererlo como el quiere a su novia. Demasiado extraño, no supo como reaccionar y eligió correr.
Nacho se metió bajo el chorro de agua caliente para frenar las lágrimas. Se había equivocado, jugó mal las cartas, no había vuelta atrás. No solo había perdido un amigo sino que también puso en riesgo su relación con Joaquín. Pero tenía que haber una solución. Cuando Rodrigo se calmara todo iba a solucionarse.
En el medio de la lluvia, Rochi daba vueltas a los mil pensamientos y sentimientos que se le mezclaban en la cabeza. EL beso, la lengua de Nacho, el sabor de su saliva, le generaban una mezcla de asco, miedo y morbo. Se sentía raro. Al llegar a su casa se percató que las llaves de la puerta principal se habían quedado en lo de Nacho. Dio la vuelta al jardín y saltó la valla del patio trasero, iba a entrar por la
cocina, donde nunca se trababa la puerta. Sin embargo no llegó a girar la manija.
Desde su posición frente a la puerta cerrada pudo ver a Ariel paseándose por la cocina en pelotas y con la pija al palo. Mientras el cordobés habría la heladera, Rodrigo pudo a su hermano que entró en la cocina igual de desnudo y excitado que el otro pibe. Empezaron a besarse contra la mesada, Santy recorrió con su lengua las tetillas del otro pendejo y continuó bajando, para chuparle la pija con gusto.
Rodrigo comprendió que allí no tenía lugar. Dispuesto a otorgarle a su hermano la intimidad que se merecía, dio media vuelta y volvió a caminar en la tormenta.
¡¡¡No se preocupen, la historia de Nico, Rodri y Santy sigue!!!
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Primera Parte Segunda Parte Tercera Parte y Cuarta Parte
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