Teniendo sexo Argentina – Holanda, un partido muy trabajado (SEX)

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Teniendo sexo
Argentina – Holanda

El martes jugaba Brasil, recordando lo sucedido en el último partido de nuestros vecinos me preguntaba que sucedería. Para mi sorpresa pasó todo el día sin novedades aparte de la tremenda goleada de los alemanes, hasta última hora en que ya estaba cerrando el negocio y apareció ella por la puerta.

-ahí lo tenés a tu amigo, en cama con gripe- se quejó conmigo como si yo fuera el culpable.

-pero tendrías que haber venido igual, por cábala- repuse yo mientras bajaba la persiana metálica.

-ahhhh, ¿y me escondo ahí debajo para chupártela?- se río de buena gana

-yyyyy, podría ser?-

Loli miró para todos lados, comprobando que no hubieran conocidos a la vista, luego me empujó a través de la pequeña puertita hacia a adentro.

Sin preámbulos y mientras yo cerraba por dentro, me bajó el pantalón de gimnasia y se arrodilló ante mí, comenzando un furioso pete que me hizo acabar rápidamente.

-esto me gusta, ¿ves?- exclamó mientras se limpiaba los restos de semen de la boca.

-bueno, a mí también me gusta que me la chupés-

-con vos soy tan puta, me encanta?me calienta- dijo ella incorporándose

-a mí también me calienta-

Mientras le respondía, la di vuelta, y juro que la iba a volcar sobre uno de los freezers para darle bomba.

-ahora no, lo tengo al otro ahí adentro- me dijo mientras se desembarazaba de mí.

-no seas así- me quejé

-no señorito, ya le saqué un poquito de lechita, mañana nos vemos- me dijo mientras escapaba por la puerta, dejándome con la verga afuera y algo frustrado.

Ya el miércoles había un pequeño detalle que advertí a primera hora, era feriado. Pero a pesar de todo me fui hasta el negocio, ni por cábala ni por Loli me perdería el día ?de trabajo?.

Me preguntaba como estaría el marido de Loli, cuando lo ví a aparecer por la puerta.

-¿Que hacés acá?, es feriado hermano- me preguntó mientras hacía montoncito con los dedos

-por dos cosas, día que no vengo, día que no vendo y segundo?-

Me frené justo, algo desprevenido iba a decir que no podía perderme el encuentro con ?su esposa?.

-¿y segundo qué?- me preguntó él

-y?ya sabés, la cábala- arregle la respuesta

-vamos, para mí que vos tenés algo con Loli- me dijo seriamente

Debo haber reflejado en mi rostro la palidez de la culpabilidad, porque él se rió con fuerza.

-no te asustés hermano, que te estoy haciendo un chiste, se que sos tan cabulero como yo- agregó

-vos ayer estabas en cama, con gripe- le pregunté

-nooo, pero hoy como sea me voy a ver el partido a la casa de mi amigo-

Así terminó la charla que me confirmaba lo que tanto esperaba.

Eran las cuatro de la tarde, y a pesar de que esperaba lo contrario, había vendido bastante cuando salió el dueño de casa con su infaltable gorrito de Arlequín y su bufanda albiceleste.

-nos vemoooooos vamos que ganamos- me gritó mientras corría por la vereda.

Esperé unos minutos, para asegurarme de que no volviera y cerré el negocio a las apuradas.

Loli tiene la capacidad de sorprenderme siempre, y esta vez apenas probé, comprobé que la puerta estaba abierta.

-loliiiii- llamé desde la entrada

-pasá?pasá- me indicó ella

Apenas llegué al living, casi me caigo de espaldas. Imponente y sensual, estaba completamente desnuda y sentada en el sillón. Sus tetas eran como un cartel luminoso de comida gratis, y su sonrisa sensual, al sexo salvaje y desenfrenado.

-te dije que me había vuelto toda una putita- me dijo mientras me acercaba a ella.

Intentó ponerse de pie, pero se la impedí, esta vez fui yo quien se arrodilló entre sus piernas.

Me lancé hacia su conchita como un perro de presa hambriento. Lo primero que hice fue besarle el sexo, pero inmediatamente hundí mi lengua en ella, haciendo que lanzara al aire un dulce gemido. Mis dedos complementaban mi lengua, jugueteando en su apretado culo y en su conchita.

De una actitud controla y seductora, ella pasó presurosamente a abandonarse, sus piernas se abrieron y levantaron, posándose sobre mis hombros y liberándome el camino a mi voluntad.

-me podés hijo de puta?me podés- gimió placenteramente mientras resbalaba un poco por el sillón hasta quedar prácticamente horizontal.

La sometí a u arduo y largo trabajo, donde ella, abandonada a mi voluntad, se debatía entre gemidos y leves temblores. El trabajo combinado de mis dedos y mi lengua, atacándola por ambos frentes hacía que ella fuera un mero juguete en mis manos.

-ahí viene?ahí viene- se quejó mientras contraía sus músculos

Incrementé la fuerza, haciendo que acabara poderosamente.

-¡que acabada!…¡que acabada!- repitió

Detrás de mí ya sonaba el himno de Holanda, pero yo no podía parar en ese momento, tenía la pija a mil. La alcé en mis brazos y ella se trepó a mí, besándome desesperadamente.

-cojeme?cojeme ya, por favor- me rogaba mientras no dejaba de besarme.

Caminé con ella en brazos, hasta llegar a la mesa. La deposité sobre ella y se recostó boca arriba. Sus piernas volvieron a levantarse hasta mis hombros. Mi verga entró en ella con total facilidad, aunque muy lentamente, haciendo que ella fuera exhalando al mismo ritmo de la penetración, y su rostro fuera adquiriendo un gesto de absoluto placer.

-ayyyy si?.ayyy si, ponémela toda así- exclamó

Comencé a moverme, tenía mi verga muy dura y parada.

-¡que dura la tenés!, está muy dura- se quejó

Esta vez no escuché ni el himno ni el coreo de nuestra hinchada, simplemente gozaba con cada embestida que le brindaba y con el panorama de sus tetas bamboleándose a mi compás.

Sus manos buscaban aferrarse a algo, pero la mesa no le brindaba ninguna opción, por lo que terminaron en su boca, intentando tapar los gemidos que su boca disparaba.

Otra vez los temblores, otra vez el goce que la cubría, otra vez el supremo placer que la hacía perder. Y así tendida desnuda sobre la mesa me entregó su segundo orgasmo.

Yo tenía aún la pija como un fierro, hice que se diera vuelta, con sus pies desnudos sobre el piso, sus codos apoyados sobre la mesa y su culo en alto, esperando por mi pija.

Con sus mismos flujos lubriqué un poco su ano, y me adentré en ella con toda la suavidad posible.

-¡me vas a partir el culo!- se quejó suavemente

-¿te duele?- le pregunté

-me enloquece- respondió ella

Muy despacio mi verga iba llegando al final, mientras ella quebraba su espalda hacia arriba, mientras con sus manos se aferraba al borde de la mesa. Su ano se ajustaba con fuerza a mi verga, que comenzó a brindarme sensaciones, enmarcadas por el gemido casi lastimoso de Loli, que cada tanto giraba su rostro hacia mí aunque sus ojos pugnaran por cerrarse por el tremendo placer.

El trabajo fue largo, a tal punto que casi al borde del agotamiento comencé a gruñir al compás de sus gemidos. Su tercer orgasmo fue paralelo a mi primera acabada. Mis manos se atenazaron en su cintura mientras empujaba furiosamente contra ella, que respondía mis arremetidas con potentes golpes de culo hacia mí. Casi me desvanezco sobre ella mientras yo seguía lanzándole gruesos chorros de semen.

Estaba volcado sobre ella, intentando recuperar aire cuando ella habló en voz muy baja

-sos maravilloso, me hacés ver las estrellas y me hacés acabar como nunca-

Cortos movimientos, casi inconscientes de mi parte mientras mis manos buscaban sus tetas, hacían mella aún en ella.

-paremos un poco, estoy agotada- me rogó

Busqué el sillón a mis espaldas, y me derrumbé sobre él mientras terminaba el primer tiempo del partido y ella lentamente se encaminó al baño.

Volvió cuando el partido recomenzaba. Yo aún tan desnudo como ella comencé a adentrarme en los vaivenes del partido, mientras ella elegía mis piernas como asiento.

El alargue lo vi como pude, pues ella se dedicó a chuparme la verga. Por momentos se dejaba mi pija inmóvil en la boca, y por momentos me pajeaba con sus manos. Así llegué a una segunda e inesperada acabada mientras finalizaba el partido. Ahora venían los penales.

Mientras los jugadores se preparaban, y mientras el gran genio Masche le decía al chiquito ?hoy te convertís en héroe?, nos dimos cuenta de que si ni Dios permitía, argentina quedaba afuera, en poco minutos vendría ?el dueño de casa?, por lo que apurados nos vestimos.

Así fue que ambos gritamos cada atajada del arquero Argentino, y así fue que festejamos alocadamente el gol de Maxi, que nos dio la victoria.

Nos besamos repetidamente mientras festejábamos. Dos cosas se vienen encima: La final el domingo y un nuevo encuentro con Loli.

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