Teniendo sexo
Soy Marisol, una mujer de 40 años de 1,64 de altura, peso 65 kilos (algo de sobrepeso, pero no me acompleja esos kilos están bien repartidos donde deben), mi piel es pálida y sueve, soy rubia, pecosa y mis ojos son negros, tengo un trasero firme al igual que mis pechos, redondos y grandes. Nunca me casé ni tuve hijos, y con los años me he sentido un poco sola y aburrida, he tenido varios novios pero no me complacían como yo lo deseaba, y desde hace un tiempo me dediqué a buscar una pareja sexual estable, que logre mantenerme durante largo rato en la cama, que me haga llegar al orgasmo varias veces y me haga sentir una verdadera mujer.
Me he acostado con varios compañeros de la oficina, recuerdo una vez que logré llevarme a Marcelo a mi cama, salimos por unas copas y volvimos a mi casa muy tarde
-Bueno, me voy- me dijo en la puerta, despidiéndose
-No, pasa adentro, no tienes porque irte- dije con una sensual mirada
-Oh, gracias- abrí la puerta y entramos, le invité a tomar asiento y le serví una copa, comenzamos a charlar hasta que llegamos a las caricias, él comenzó a acariciar uno de mis pechos y yo lo besé, lo tomé de la mano y lo llevé a mi habitación, nos desnudamos y comenzamos a tener sexo sobre mi cama, yo tenía las piernas abiertas y Marcelo estaba sobre mí, con su miembro dentro de mí, dándome placer
-Oh sí, sigue (gemidos) hazme tuya, dame más duro
-Que rico te mueves- me decía mientras me besaba el cuello
Yo jugaba con mis pechos, exprimiéndolos de placer, mis senos y cabello se sacudían con el movimiento, todo era exquisito hasta que sentí mi vagina bastante caliente, Marcelo ya se había ido dentro de mi en muy poco tiempo
-Me decepcionas…- le dije con una mirada fija, él me miro triste y comenzó a vestirse para irse
-Espero que te haya gustado a ti al menos, porque al menos yo me quedé con muchas ganas…- se fue y desde ese día casi ni hablamos, mi búsqueda por el hombre indicado aún seguía.
Como no tenía un hombre, solía ver porno y jugar con un vibrador, un día sin notarlo comencé a hablar sola mientras lo hacía
-Mira todas esas mujeres (gemidos) todas culean con hombres con miembros grandes, se les ve tan felices y dichosa, mientras que yo me dedico a meterme este pedazo de plástico por la vagina- mientras lo hacía jugaba con mis pechos y gemía, hasta que llegué a un video de tríos, y vi una mujer parecida a mí, pero mas joven, y lo mucho que gozaba con dos hombres
-Tal vez esa sea la solución, no necesito un hombre… necesito dos- tomé la decisión, debía hacer un trío.
Buscaba desesperada parejas por internet, encuentros por chat, hice de todo pero no encontraba un par de hombres, hasta que un día me llamó una prima, me dijo que su hijo Vicente y un amigo de él llamado Antonio necesitaban ir a la ciudad en que vivo y no tenían con quien quedarse, y si yo les podía hacer el favor durante unos cinco o seis días, esta era una oportunidad clara y acepté sin poner ningún tipo de problemas.
Vicente era casi como un hijo para mí, pero al parecer solo yo notaba lo pervertido que podía llegar a ser, varias veces lo vi intruseando en mi ropa interior, pero daba igual, él es alto, flaco y de cabello negro, bastante apuesto. Su amigo Antonio también lo es, pero un poco mas bajo que él, ambos tenía unos 19 o 20 años. Pedí unos días libres en el trabajo para llevar a cabo mi plan.
Cuando llegó el día, ellos tocaron a la puerta y yo les abrí, venían los dos con una maleta cada uno
-Adelante chicos, tanto tiempo sin verlos
-Gracias tía, ¿como estás?
-Bastante bien, ¿y ustedes?
-Bien también, venimos a buscar trabajo a ver si resulta algo por acá- respondió Antonio
-Tomen asiento, la cena está casi lista
Cenamos y le mostré la casa, les dije cual sería su habitación, habían dos camas así que no habrían problemas
Cuando llegó la hora de dormir, comencé a pensar ideas para culearmelos, debía ser descuidada en mi actuar y ser natural, para poder seducirlos sin que”ellos lo noten”, también pensé que sería buena idea culearme a un primero y después al otro, creí que sería buena idea empezar por Vicente, luego de eso me fui a dormir, al día siguiente debía empezar con la seducción.
En la mañana temprano tomé una ducha caliente, salí del baño toda mojada y cubierta solo con una toalla blanca, que resaltaba bastante mis senos, entré a su habitación mientras estaban levantándose, estaban en boxers y polera
-Hey chicos, ¿han visto mi celular? desde anoche no lo encuentro y necesito hacer una llamada importante- dije con naturalidad
-No.. no lo hemos visto- dijeron con la voz nerviosa, no se esperaban verme así
-Oh, gracias de todas formas- salí de la habitación y cerré la puerta, me puse a escuchar en la puerta haber si decían algo al respecto
-Vicente, no te enojes, pero tía está entera rica, sus tetas son enormes
-Lo sé, no te imaginas el dolor de que seamos familia
-¿No haz intentado acercarte a ella?
-No, no quiero arriesgarme, si las cosas salen mal, imagina como me vería mi familia
-Vaya… jamás había escuchado que alguien le tuviera ganas a alguien de su familia
-Que sea secreto por favor
-Está bien
Con eso era suficiente, sería fácil culearmelos, pero no debía acelerarme en el proceso. Me sequé y durante ese rato los chicos ya salieron al centro en busca de un empleo, yo mientras tanto busqué ropa que destacara mis atributos, me puse una polera escotada blanca ajustada, que daban una vista favorecida de mis pechos, también me puse una calza negra que destacaba bastante mi trasero. Cuando llegaron no me quitaban la vista de encima, en especial Vicente, que parecía estar hipnotizado por mis senos, me sentí halagada sin necesidad de palabras, me sentía divina por el simple hecho de que no sólo un hombre joven, si no dos, me deseaban en ese mismo momento, sentí deseos de culearmelos a los dos, pero debía ser paciente y hacer todo esto con calma, todo debía hacerse bien.
Decidí tomar una ducha con la excusa de que iba a salir en la noche, entré al baño sin toalla apropósito, para después de ducharme, llamar a Vicente para que me la traiga.
-Vicente- llamé desde el baño
-Dime- contestó
-Tráeme una toalla por favor
-(…) Está bien- por alguna razón se tardó en responder- ya voy- tocó la puerta con toalla en mano y yo abrí completamente la puerta sin ningún pudor a que me vea desnuda, después de todo esa era la idea
-Gracias- sus ojos estaban pegados en mi cuerpo- después necesito un favor
-Está bien- dijo titubeando. Cerré la puerta y me sequé.
Tras salir del baño, me dirigí a mi habitación para vestirme, me puse bonita y llamé a Vicente
-Cierra la puerta, necesito un favor
-¿Qué cosa?
-Voy a salir en la noche por si no lo notaste, y necesito que tú me lleves en mi auto por favor, ¿no te molesta?
-No, para nada ¿con quién saldrás?
-Es sorpresa, ahora arréglate un poco también a avísale a tu amigo que saldrás un rato
-Dale- salió de la habitación, a los quince minutos salimos de casa y subimos al auto
-¿A dónde te llevo?
-Vamos a la salida de la ciudad
-Es algo lejos
-No te preocupes por mí, sé que hago- durante el trayecto fuimos conversando hasta llegar al lugar indicado, era un motel elegante
-Tía… huh, esto es un motel, no me digas que…-dijo algo confundido
-Calla y déjame- me acerqué lentamente y con cuidado, lo besé en la boca- sé que hace años que me deseas, es un deseo impuro que sientes hacia mí y hoy podrás realizarlo, ¿te parece?
-O sea, huh- estaba aún mas confundido
-No te hagas el tonto, ahora baja que tengo reservada una buena habitación- lo tomé de la mano y nos dirigimos al motel, nos atendieron y me dieron la llave, entramos a la habitación besándonos y abrazándonos, había una cama muy cómoda y amplia, de inmediato comenzamos a revolcarnos en ella, poco a poco nos fuimos desnudando, Vicente me besaba el cuello y la boca apasionadamente, se notaba que en verdad le gustaba desde hace mucho.
-Siéntate en la cama y muéstrame tu pene- le dije, él obedeció y yo me arrodillé junto a la cama y comencé a chupársela, su tamaño era el normal pero estaba muy dura, me costaba que me entre entera en la boca
-Vamos putita, chúpala, sabes que es rica y que te gusta
-Eres un pervertido, te gusta lo que hago- seguí mamándosela
-Sí lo soy, me encanta tu cuerpo, y me excita el hecho de que seas mi tía, eso es lo que me la tiene así de dura
-Espero te dure porque esto no va a durar poco- seguí chupándola y haciéndole una paja, al rato me tendí de espaldas sobre la cama, le guiñé un ojo y apunté hacia mi vagina, él entendió y comenzó a hacerme sexo oral y jugar con mi clítoris, yo estaba completamente mojada, abrí mis piernas
-Métemela, toda, quiero toda esa dureza dentro de mi- dije con voz excitada y firme, no me dí ni cuenta cuando él estaba encima mío con todo su miembro dentro de mí, era muy dura, me dolía pero me gustaba, Vicente se movía muy rápido
-Sigue, así que me gusta (gemido)- dije muy excitada, mi vagina estaba húmeda a mas no poder, Vicente me penetraba rápidamente con su rígido pene y apretaba muy fuerte mis senos con ambas manos, como queriendo exprimirlos, le pedí que se calmara un poco, ya que estaba siendo muy agresivo, pero no por eso no me gustaba, me encantaba, pero hace harto que no tenía sexo tan duro, se notaba que los años estaban pasando sobre mi.
-Me encantas tía, siempre he deseado un cuerpo como este, he culeado con mujeres esculturales, pero este cuerpo es único, y exquisito, siempre lo he deseado, esta es mi mas profunda fantasía, se está haciendo realidad, mis cuerpo sudado penetrando al tuyo, entregándonos a este placer sin importar el incesto, lo que piense el resto, sin importar nada, y siempre deseé tus pechos, son enormes, una bendición de Dios, siempre los he querido solo para mí, ¡Y AHORA SON MÍOS!- eso lo dijo gritando, los apretó con tal fuerza que grité de dolor, creó que se escuchó incluso fuera de la habitación.
-¡CÁLMATE POR DIOS!¡ME DUELE!¡DETENTE!- gritaba desesperada, sentía como sus dedos se clavaban en mis pechos, sus ojos de deseo estaban fijos en los míos, me besó y metió su lengua en mi boca, poco a poco se fue relajando, pero las penetraciones seguían, al rato llegué al orgasmo, me mojé por completa pero Vicente aún seguía, seguía arremetiendo contra mí, mis pechos se sacudían y yo gemía de placer, me sentía una diosa
-Ah.. a.. huh..- decía entre cortado- siempre quise hacer esto, te voy a llenar con mi semen
-(gemidos) dame toda tu leche- sentí como descargaba todo su semen dentro de mi vagina, caliente y mojado, después de eso se acercó a mi, me abrazó y descansamos, después de un largo”silencio”, ya que lo único que hacíamos era besarnos, decidí hablarle.
-Esto no lo hice por que sí…- dije seria
-No entiendo- me dijo
-Me sentía muy necesitada, pero la verdad es que tengo mas intenciones, sé que siempre me deseaste y eso me iba a ayudar bastante, y gracias, hace años que no tenía sexo tan bueno como el que me acabas de dar, pero la verdad es que quiero un trío, tú vas a ser uno de los dos hombres…
-¿Quién será el otro?- interrumpió
-Tu amigo
-¿Por qué?
-Ambos son jóvenes apuestos y fuertes, y la verdad hace harto que deseaba hacer uno para satisfacer mi deseo sexual, y si colaboras, puedo seguir culeando contigo, porque lo haces muy rico la verdad
-Hhm… está bien, pero, ¿qué debo hacer ahora?
-Ya culié contigo y me encantó, mañana en la mañana me lo voy a tirar a él y en la noche a ambos
-Entiendo…
-Y como van a ser dos penes, voy a necesitar preparación
-¿En qué sentido?
-Házmelo por detrás, en el mueble hay lubricante- me puse en cuatro- ven campeón, pero con cuidado
Vicente se entusiasmó y de inmediato comenzó a darme, la penetración fue muy dolorosa pero exquisita, llegué a un gran orgasmo pero después no me podía mas el dolor, lo bueno es que Vicente se excitó tanto que se eyaculó, pero lo hizo dentro de mi ano
-Perdón…-dijo
-No te preocupes, mañana será lo mismo
Tomamos una larga ducha caliente juntos, nos vestimos y nos fuimos. Al otro día desperté yo misma a Antonio, le dije que se duche rápido que necesitaba salir urgente con él. Estaba confundido pero me hizo caso, apenas sentí el ruido del agua miré a Vicente- no te pongas celoso- dije – aprende a compartir y luego seré solo para ti.
Me desnudé y entre al baño, me metí a la ducha con Antonio y le dije de inmediato”hazme tuya”, comencé a besarlo y me puse de rodillas para hacerle una mamada, todo fue tan rápido que el no entendía pero se dejo de llevar
-¿Y esto?- dijo sorprendido
-Se llama sexo oral- dije irónicamente
-Sí sé, pero… ¿por qué?
-Tú me deseas y yo deseo sexo con alguien joven, no creo que haya problemas
-Claro que no
Me puse de pie y le dí la espalda, le puse el culo de forma especial para que me penetre, su pene estaba dentro de mi vagina, no era tan duro como el de Vicente pero sí era del mismo tamaño, el tomó mis caderas mientras me penetraba, luego comenzó a acariciar mis pechos
-Lo haces rico- dije
-Gracias, me encanta tu cuerpo
-Gracias joven- gemí y luego llegué al orgasmo
-Chúpamela otra vez por favor- lo hice, Antonio se eyaculó en mi boca- que rico lo haces
-Años de práctica, ahora dúchate bien, que en la noche te tengo una sorpresa, y de esto ninguna palabra a nadie
Salí del desnuda y mojada, Vicente estaba esperando, le acaricié la cara
-El chico lo hace bien, pero tú mejor y la tienes mas dura… pero ten cuidado, que haces doler, ah, y prepárate para la noche- me fui a mi habitación y me encerré durante un rato, luego salí al centro hasta la noche, cuando volví los vi a ambos ansiosos, en especial a Antonio, me encerré en mi habitación, me desnudé por completa, cerré las cortinas, prendí unas velas, me puse lencería negra, me peiné y me perfumé, saqué una botella de vino, tres copas, las serví un tomé de la que era mía, me comí unos bombones muy excitada, me vi al espejo y dije
-Eres una diosa, mira ese cuerpo…- me sentí linda, si hubiese podido, me hubiese hecho el amor a mi misma, no se como, pero lo hubiese hecho, pero recordé que dos penes esperaban por mí, encremé mi cuerpo y me tendí sobre la cama con una copa de vino. Llamé a Vicente con un grito”¡Vicente, listo!”
Sentí murmullos y unos pasos, abrieron la puerta y ahí estaban los dos, sorprendidos, no es por vanagloriarme, pero debí verme muy sensual en ese momento, me puse de pie y le serví a cada uno una copa de vino tinto
-Esta era la sorpresa, y propongo que brindemos, por esta fiesta sexual que vamos a celebrar, salud- chocamos las copas y bebimos- si Antonio- dije, esto es un trío- volví a beber y dejé la copa a un lado.
Me puse de rodillas, desabroché sus pantalones y bajé sus boxers, tomé ambos penes, uno con cada mano y comencé a masturbarlos, para luego chupárlos, el de Vicente estaba igual de duro que ayer, el de Antonio también, pero no tanto como ese garrote de acero caliente que tenía Vicente. Tragaba ambos penes mientras los veía a sus ojos, llenos de placer, me los eché ambos a la boca, no se como pero me cabían los dos, me desabroché el sostén y lo dejé a un lado.
Me puse de pie y comencé a acariciar sus rostros, los besé turnándome, los miré y me fui a mi cama, me tendí sobre ella
-¿Qué esperan?- dije con una voz sensual- los espero- les hice un gesto con el dedo y apunté hacia mis pechos, ellos se acercaron y comenzaron a acariciarlos, besarlos y chuparlos, tal como si fuese una madre alimentando a sus pequeños, pero resulta que estos pequeños ya estaban bastante grandes, no querían leche, yo quería la de ellos. -Sigan así- dije con una gran sonrisa- me hacen cosquillas.
Estuvieron un buen rato así, era hora de pasar al siguiente momento -desnúdate Antonio, y Vicente, tu también- dije dichosa, cuando ya lo estaban puse a Antonio sobre la cama y yo me puse de frente sobre él, lentamente introduje su pene en mi vagina, fue muy rico, Vicente miraba algo celoso, lo llamé con el dedo y le dije al oído.
Tú la tienes dura- reí – mucho más que él, así que por detrás se siente mas rico- él entendió, se subió a la cama, se puso de rodillas detrás mío, poco a poco sentía algo, sus manos en mis nalgas apretando con delicadeza, separándolas ligeramente, de pronto sentí algo entre ellas, era ese duro pene, sentía como se habría paso, hasta que comenzó a entrar ligeramente, de forma lenta, DOLOROSA Y PLACENTERA. Ya me había metido la mitad cuando gemí – ¿te duele? – preguntó – Sólo sigue- contesté, no quería que me la saque.
Comencé a mover mis caderas, sentía como ambos penes entraban y salían de mí, era algo nuevo, me sentía la diosa del placer, jamás había sentido una sensación como esta, no era el doble de placer, si no el triple, tal vez más, gemía del placer y respiraba de forma agitada, pedía mas y mas, jadeaba como una perra sedienta, no de agua, si no de sexo. Vicente y Antonio jugaban con mis pechos mientras mis carnes chocaban con las de ellos, produciendo un ligero sonido, el cual a ratos callaba con mis gemidos y gritos, mi cadera era castigada por dos hombres a la vez, pero donde sentía dolor era en mi trasero, embestido por mi propio sobrino y su rígido pene, jamás había estado con un hombre con una erección tan dura, nunca me había dolido tanto el tener sexo anal, siempre lo había disfrutado, y esta vez también, pero venía acompañado de una dosis de dolor, el cual calló cuando llegué al orgasmo. Gritaba de placer y los chicos se excitaban cada vez mas, mi húmeda vagina los había empapado con mis fluidos, las sábanas de la cama también lo estaban. Les pedí que se detuvieran un rato, le dije a Antonio que mantenga su posición, comencé a chupársela estando en cuatro, Vicente entendió de inmediato, mi vagina estaba a su disposición, el sexo seguía pero a la vez”descansaba”, dos penes eran demasiado para mi cuerpo. Vicente seguía arremetiendo contra mí, Antonio parecía relajarse con la mamada, después de un rato me sentí un poco mas aliviada, y pedí volver a la posición anterior, preparando mi trasero para el castigo nuevamente.
Estábamos en posición, movía mi cuerpo para que Antonio me penetre, su miembro entraba y salia de mí hasta que me hizo llegar al orgasmo al fin, creí que este muchacho no podía mucho. Pero Vicente no hacía mas que acariciar mis pechos, caderas y mi largo cabello rubio por detrás, se me acercó, me modio la oreja y dijo
-Tengo una idea
-Dímela- dije excitada
-Es sorpresa
-¿En serio?
-Tal vez te duela
-Quiero saber- dije segura, quería saber que era, lo descubrí sola, sentí sus manos en mis caderas, acariciando lentamente, y como jugaba con su pene y mis nalgas, Antonio seguía pentrándome pero sentí algo raro, mi vagina estaba doliendo, sentí algo duro, era Vicente, estaba introduciendo lentamente su pene en mi vagina a la par con Antonio, y de inmediato comenzó esta dolorosa doble penetración, pero me gustaba, esto si que era nuevo, algo indescriptible, jamás me sentí tan dichosa, mis senos se sacudía con el movimiento junto con mi cabello, que me tapaba la cara- Mi cuerpo estaba sudado y sometido al placer, había conseguido mi objetivo y llegado al máximo placer en mi vida, volví a llegar al orgasmo en medio de mis gritos de placer, Antonio me advirtió que ya se venía, Vicente también. Antonio se sentó en el borde de la cama, yo me puse de tal forma que pude chupársela y Vicente siguiera penetrándome, él no se agotaba, seguía con el rápido movimiento de caderas.
Seguimos así un rato, hasta que Antonio sin aviso se eyaculó, mi rostro, pelo, y pechos quedaron cubiertos de su semen, y una buena parte calló dentro de mi boca
-Traga- me dijo – es mi fantasía- lo hice, mientras el miraba dichoso, con su mano izquierda acariciaba mi rostro y con su derecha se masturbaba. En mi rostro, sucio con semen había una gran sonrisa, la cual aumentó, Vicente apretaba con fuerza mis pechos, sus dedos se hundía en mi cuerpo, de forma violenta y agresiva, me embestía con gran fuerza, casi con ira, sentí mi vagina caliente y pegajosa, ya se había eyaculado pero no se detuvo, siguió penetrándome hasta caer exhausto, jamás un hombre me hizo suya con tanta fuerza y pasión como él. Antonio se fue a su habitación a dormir, Vicente siguió acariciándome con ternura, me abrazó y nos dormimos.
Al otro día despertamos tarde, los chicos se fueron en la tarde ya que debía volver a la ciudad, me despedí cariñosamente con una mamada una hora antes de que se fueran, me tragué el semen de ambos. Me sentí satisfecha y realizada, al fin alcancé ese nivel de placer que tanto deseaba, pero estaba adolorida, y bastante, decidí ir a un ginecólogo a ver si no me había lastimado seriamente o algo.
A la semana después llamé a Vicente por teléfono, charlamos un rato
-Necesito que vuelvas
-¿Por qué?
-Hiciste un excelente trabajo- el se río
-Muchas gracias, que bueno que te gustó
-Tu pene es el mas duro que jamás he probado, hizo un buen trabajo y quiero que vuelvas, eres mucho mejor que tu amiguito, el doctor dijo que podía haber sufrido fácilmente un desgarro- volvió a reír
-Es que bueno, tendré que tener mas cuidado
-Con respecto a eso…- dije con voz algo asustado
-¿Al cuidado?
-Sí
-¿Qué hay con él?
-(…)Debemos irnos juntos- dije triste
-¿Perdón?
-Tengo atraso…- esas dos noches de placer tuvieron sus consecuencias, las cual habría que asumir, pero valió la pena.
Espero el post sea de su agrado. Si le gustó, comenten, agreguen a favoritos y den puntos como agradecimiento.
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